Luis Varela
SABER INVERTIR
Edición en línea del Domingo 1 de diciembre de 2024
DIFERENCIA: INFLACIÓN ANUAL,
ARGENTINA 170%, BRASIL, MÉXICO Y CHILE 5%; DÓLAR, -25% EN ARGENTINA Y +30% EN
BRASIL Y +22% EN MÉXICO Y CHILE
Después de un noviembre glorioso, vienen tiempos con sintonía fina
Escribe LUIS VARELA
luisalbertovarela@hotmail.com
Después de un
noviembre glorioso, muy apoyado por el blanqueo, que le llenó los bolsillos
a muchos inversores con ganancias de hasta el 70% en algunos títulos, pero
que también dejó en la ruina a muchos otros, que sufrieron pérdidas de hasta
el 70% (ver detalle en PERSPECTIVAS
saberinvertir@gmail.com), plantea un mes de diciembre completamente
diferente, en el que la estrategia para sobrevivir debe cambiar.
La aparición de muchos billetes verdes exteriorizados por los argentinos
(los depósitos privados en dólares que hay en los bancos crecieron en u$s
15200 M entre setiembre y octubre) permitió que el ministro de Economía
cumpliera con lo que había pronosticado: la brecha cambiaria se cerró de
arriba hacia abajo. Al llegar Milei al poder la diferencia entre el dólar
blue y el oficial era del 165%, pero el viernes pasado terminó en apenas 8%,
con la menor distancia en cinco años, desde los primeros días de 2019.
Desde los 1500 pesos de la apertura de julio, los dólares libres bajaron
tanto que ya están muy cerca del dólar oficial: la diferencia entre el
oficial y el blue es de 83 pesos, entre el ccl y el oficial de 74 pesos y
entre el mep y el oficial de apenas 39 pesos. Por supuesto, en volumen, el
más operado es el contado con liquidación (porque es el que participa del
comercio exterior), pero la distancia entre mep y oficial es del 3,7%.
Dentro de muy pocas ruedas, con el crawling peg del 2%, esa distancia se
acortará del todo, el dólar blend (80% oficial y 20% ccl, con el que operan
los exportadores) desaparecerá, por lo que los operadores advierten que la
baja de los dólares libres ha terminado: a partir de ahora, con los pesos
acumulados en las cuentas del BCRA, gracias a la sobre-colocación de deuda
en pesos, será el Tesoro el que compre dólares en el mercado, para que el
piso oficial se consolide.
Frente a eso, muchos inversores sofisticados (que participaron del blanqueo)
ya empezaron a adelantarse y están sacando sus dólares depositados en los
bancos: de fin de octubre a esta parte se fueron del sistema u$s 2150 M.
Ante los tiempos más enigmáticos por venir, algunos volvieron a cajas de
seguridad, otros al colchón y hay ambiciosos que quieren más, y apuestan por
más suba de acciones (que ya están en la estratosfera), en bonos (con tasas
a vencimiento ya más cercanas a un lugar más normal) o a posiciones en pesos
(imaginando que haciendo equilibrio en carry trade -dinero a tasa de
interés- le podrán sacar algunas cotas más a la naranja ya muy exprimida).
Este momento crucial para la próxima apuesta financiera se da mientras llegó
a la tapa de los diarios la fuerte devaluación de Brasil. Complicado con un
déficit fiscal de más del 10% del PBI, el Presidente Lula acaba de enviar
una reforma impositiva al Planalto que no les gustó a las familias
brasileñas más adineradas. Por eso, muchos capitales se están yendo de
Brasil, provocando una fuerte suba del dólar que no se veía desde la
pandemia de covid.
En un año y medio, con políticas sociales que esperan que los gastos de los
pobres sean cubiertos por otro, el dólar saltó en Brasil de 4,70 a 6,11
reales, un precio que cedió a 5,97 reales el viernes porque el Banco Central
intervino para que la suba no se convirtiera en una corrida. Pero atención
que la suba del dólar no es sólo en Brasil, es regional. En Chile en un año
y medio el billete verde saltó de 790 a 972 pesos. Y en México brincó de
16,60 a 20,35 pesos mexicanos en apenas seis meses, en todos los casos con
sus Bancos Centrales entregando reservas para que el descalabro no sea
mayor.
Y atención: estas variaciones del tipo de cambio llegan a países con
diferentes ritmos de inflación interna. En la Argentina el dólar libre acaba
de bajar 25%, con una inflación anualizada del 170%. Mientras que el dólar
subió 30% en Brasil, 22% en Chile y 22% en México, al tiempo que esos tres
países tienen en los tres casos una inflación anualizada de entre 4 y 5%.
Esta escalada regional no se fue de control, pero arma un nuevo tablero en
las relaciones entre los países. El último intento serio de estabilización
económica que hizo la Argentina, también anclando el tipo de cambio, fue la
convertibilidad de Menem-Cavallo en los años 90. En 1996, aquel esquema para
dominar la inflación sufrió el primer embate con la devaluación mexicana
conocida como "efecto tequila". Y en 1999 la movida terminó de horadar las
cuentas argentinas con la devaluación de Brasil, conocida como "efecto
caipirinha".
En este momento la situación del país es diferente porque por el momento no
hay déficit fiscal, pero hay una gran debilidad: el Banco Central argentino
tiene reservas negativas por u$s 5.500 M, y dentro de 40 días (el 9 de
enero) hay que pagarle a los bonistas que surgieron del canje que hizo
Martín Guzmán en agosto de 2020 unos u$s 4.500 M, que ya tiene apartados el
Tesoro, una parte ya se depositó en una cuenta en Nueva York, y el resto se
lo compró Economía al Banco Central.
Pero esta nueva composición cambiaria regional cambia la realidad. El peso
argentino se apreció tanto, y las monedas regionales se devaluaron de modo
tan consistente, que la Argentina es muy cara en dólares: no llegarán
turistas extranjeros trayendo divisas, será más desafiante exportar (sobre
todo a Brasil, con el que tenemos arancel 0% por el Mercosur) y muchísimas
familias argentinas un poco más acomodadas se irán a pasar el verano
llevándoles dólares a la playas brasileñas u otros destinos.
Mirando los precios que se ofrecen desde ahora hasta marzo, la Argentina
tiene las vacaciones más caras de América: veranear en cualquier parte es
más barato que en la costa atlántica bonaerense, en Bariloche, en Cataratas,
en Córdoba, y ni que hablar en el glaciar Perito Moreno. Se calcula que
cerca de un millón de argentinos veranearán en Brasil. Por lo que la cuenta
bilateral está rotando: en marzo de este año la Argentina tuvo un superávit
comercial con Brasil de u$s 54 M y en octubre último ese verde se convirtió
en un rojo de u$s 261 M, incluso superior al déficit de u$s 187 M que
habíamos tenido en el turbulento octubre de 2023.
Esto, al menos por el momento, no está poniendo en riesgo el superávit
fiscal, pero sí está debilitando el superávit comercial, que pasó de un
superávit de u$s 2.640 M en mayo a sólo u$s 888 M en octubre. Hasta ahora,
sin "tequila" y sin "caipirinha", las finanzas argentinas fueron un
jolgorio. El índice Merval de la Bolsa de Buenos Aires, medido en dólares,
llegó a un máximo de nunca jamás de 2016 dólares, cuando el promedio de los
últimos 20 años fue de 686 dólares, con un piso de 230 dólares en 2008
(durante la circular 125 de Lousteau y Cristina Fernández contra el campo) y
en 2020 (cuando terminó la pandemia de covid, y la gente comprendió lo que
teníamos como Presidente argentino).
Bastante lejos del estallido del 777% que tuvieron las acciones argentinas
(ya que sus valores no tienen un techo concreto), los bonos argentinos
subieron desde el último piso 307% (ya que su techo es su paridad, el valor
facial 100 que tienen los papeles). Lo concreto, para ponerlo en blanco
sobre negro, los bonos subieron de 17 a 72 dólares por cada 100 de valor
nominal, por lo que de una tasa a vencimiento del 52% anual, los valores
contado subieron tanto que ahora la TIR es de sólo 12% anual, cuando la tasa
a 10 años de Brasil está en 13,5% (un punto y medio arriba que la
Argentina), mientras que la tasa a 10 años de México roza el 10% anual.
Según la agencia Moody's, Brasil tiene una calificación de Ba1 y México de
Baa2, mientras que Argentina está en Ca, justamente por no tener reservas en
su Banco Central, la gran debilidad del actual programa, que Luis Caputo
quiere arreglar como intentó hacer con Macri, tomando deuda con el FMI y con
acreedores privados.
La defensa que muestra el Gobierno de Milei, en diferencia a lo que pasó con
Macri, es que tenemos superávit fiscal (que está siendo complicado por la
devaluación de toda la región y la apreciación del peso argentino). Y un
gran riesgo latente es que haciendo carry trade en los bancos había $ 17 B
en marzo y en este momento hay $ 38,5 B: hay $ 21,5 B que ante cualquier
susto podrían querer volver a convertirse en dólares, y esa suma equivale
nada menos que a u$s 19500 M, que podrían derivar en una corrida cambiaria
contra un ministro de Economía endeudado, repitiendo la experiencia que
sufrió Macri.
Además de eso, se plantea un riesgo de que la gran confianza que sigue
teniendo la población en Milei empiece a desgastarse. Diciembre abre con más
aumentos en agua, luz, gas, prepagas, combustibles, alquileres y educación
privada. El bolsillo de la gente arde y las subas de los gastos son tan
abultadas que no tienen nada que ver con el IPC que muestra el INDEC. Y para
peor, la suba de la carne se aceleró en el cierre de noviembre, por lo que
las consultoras ubican el IPC de noviembre cerca del 3% mensual, es decir
por encima del 2,7% de octubre.
Además, en los últimos días una mueca surgió en el rostro social. La falta
de apoyo de LLA al proyecto del PRO de ficha limpia le restará apoyo al
Gobierno y eso podrá tener impacto en la elección de medio término de
octubre de 2025. Con tensión entre Milei y Macri, hay riesgo de que LLA y
PRO vayan separados en provincia de Buenos Aires, como pasó con Píparo y
Grindetti octubre de 2023. En aquella oportunidad, esa separación le dio el
poder a Axel Kicillof, que fue el primero con el 44,9% de los votos, cuando
Grindetti sacó 26,6% y Píparo 24,6% (juntos sumaron 51,2% y hubieran dejado
afuera de provincia de Buenos Aires al peronismo kirchnerista).
Y la expresión de la cara de los argentinos no se complica más únicamente
por ficha limpia. Ahora que los que tienen ficha sucia pueden ser
candidatos, el kirchnerismo apoya al Gobierno para que no haya PASO, y la
gente quiere primarias para poder elegir candidatos, unificando propuestas,
de lo contrario el peronismo (que siempre se encolumna) ganará con la
"inmensa minoría". Y no solo la falta de quórum por ficha limpia o la
posible desaparición de las PASO enoja a la gente: hay un gran rechazo
contra Ariel Lijo. En las encuestas queda reflejado que la gente no lo
quiere en la Corte Suprema. En defensa a todo eso, el jefe de gabinete
Guillermo Francos salió a decir que "el Presidente quiere derrotar a
Cristina en elecciones".
Y, sin lugar a ninguna duda, si el Gobierno no logra más sillas en el
Congreso en octubre de 2025, demostrando continuidad en el poder, puede
perder apoyo no solo de la sociedad sino también del mercado, por lo que el
día a día se va a poner más complejo.
Encima de todo, vienen cambios grandes. En tres semanas se elimina del todo
el impuesto PAIS. Dentro de 17 días la Fed decida qué hace con su tasa de
interés base. Y dentro de 7 semanas Trump llegará al poder en EE.UU., con
expectativa de colocación de aranceles del 25% para Canadá y México, y del
10% para China, algo que puede cambiar todo. Y no es solo eso, el líder
republicano que siempre juega al poker amenazó con más: le advirtió a los
países del BRICS que si intentan debilitar al dólar tendrán aranceles del
100%.
Con toda esa situación en el aire, el viernes pasado las tasas largas de
EE.UU. dieron un paso atrás: se pagó 4,3% anual a 1 año de plazo, 4,1% anual
a 5 años, 4,2% anual a 10 años y 4,4% anual a 30 años. Y con eso, en el
balance semanal el dólar saltó 2,7% en Brasil y no cambió en China, pero
luego bajó en todas partes: cayó 3,4% en Japón, 1,7% contra la libra y el
franco suizo, 1,6% contra el euro, 1,2% en Chile y 0,6% en México.
Mientras que en la Argentina empieza a verse un piso para los dólares
libres. El blue bajó en la semana 1,3% (de 1135 a 1120 pesos) porque la
gente vende el canuto para pagar cuentas imposibles, pero el mep achicó
apenas 0,4% (de 1080 a 1075 pesos) y el contado con liquidación (el que
tiene más volumen) subió 0,4% (de 1106 a 1110 pesos).
Además, luego de que Caputo se sobre endeudara en pesos al 2,9% mensual
(tomando en Lecaps mucho más dinero que el que precisaba para cubrir
vencimientos), el carry trade empieza a ponerse a prueba, ya que la baja del
dólar empieza a buscar piso, y los bancos bajaron la tasa de los plazos
fijos: pagan entre 2,1% y 2,4 % mensual, contra una inflación que puede
volver al 3%, de ahí que el stock de depósitos en pesos crece menos.
Mientras tanto, en la última semana los bonos argentinos ganaron otro 0,8%,
gracias a inversores especulativos que creen que los títulos públicos
nacionales pueden subir un poco más. Pero atención: el riesgo país no baja
desde hace 2 semanas, está clavado en 750 puntos. Es que la tasa a
vencimiento de los títulos más cortos está algo arriba del 14% anual,
mientras que en los papeles más largos ya está en el 11%, en un contexto en
el que el BCRA acaba de perder reservas.
En cambio, las que siguieron de fiesta fueron las acciones argentinas. El
Merval en dólares subió en la semana 3,5% y avanzó 2,1% en pesos, al tiempo
que Frankfurt mejoró 1,6% y Wall Street subió 1,2%. Pero la Bolsa de
Santiago de Chile no se movió, Tokio achicó 0,2%, México bajó 0,8% y,
atención, la Bolsa de San Pablo cayó 2,4%, y en el balance anual se puso
abajo del agua (pierde 6,5%).
Ahora llega la liquidación de la cosecha fina, y termina el dólar blend, por
lo que el BCRA sumará reservas. Los granos tuvieron un noviembre positivo en
Rosario, con subas del 0,5 al 1,5% para maíz, trigo y girasol, aunque en el
puerto santafesino la soja cayó 3,9% en el mes, contra una suba del 0,8%
para la soja Chicago. Los metales básicos tuvieron un noviembre mixto, con
suba del 1,8% para el níquel, baja del 0,9% para el aluminio y caída del
5,6% para el cobre.
Y, en vísperas de la llegada de Trump al poder, con su particular forma de
negociación, es posible que se encuentre alguna tregua temporal en Medio
Oriente y entre Rusia y Ucrania. De ahí que en noviembre el petróleo cayó
3,6%. Y fue sorprendente lo que pasó con las tradicionales posiciones de
refugio: como los principales Bancos Centrales del mundo tienen en sus
reservas muchos metales preciosos, en noviembre la onza de plata cayó 5,5% y
el oro perdió 3,1%, pero el Bitcoin fue la estrella del mes, con un notable
salto del 38,6% (aunque, particularmente, desapareció la repetida frase
"compro más" que repiten los criptoadictos).
En suma, se vienen meses preelectorales complejos. Hay ambiente para que los
salarios suban algo, pero no demasiado. El mercado está encontrando sus
límites y puede haber tomas de ganancias. Todo eso puede hacer perder
popularidad al Presidente y llegar a una elección de medio término con un
resultado que el Presidente no imagina. Por eso, después de una suba
gigantesca, empieza la sintonía fina, y los expertos de inversión cambian
las carteras para los meses que vienen, con los siguientes prospectos:
Pida en su email el PANORAMA FINANCIERO SEMANAL completo
QUÉ PUEDE PASAR CON EL DÓLAR AFUERA:
PERSPECTIVA PARA EL DÓLAR EN LA ARGENTINA:
DIRECCIÓN DE LAS TASAS DE INTERÉS:
EL CAMINO DE LOS TÍTULOS PÚBLICOS: