Luis Varela

SABER INVERTIR

Edición en línea del Domingo 20 de abril de 2025

 

 

 

LA DEVALUACIÓN NO FUE DEL 30% COMO GRITABA LA OPOSICIÓN, APENAS LLEGÓ AL 6,5%: ¿CÓMO SIGUE?
 

Compleja ventana para salir de la decadencia

 

Escribe LUIS VARELA
luisalbertovarela@hotmail.com

Los mercados financieros de todas partes acaban de pasar por una semana irregular: en casi todas partes hubo sólo tres ruedas con negocios, y el resto fue feriados por Semana Santa. Eso no permite tener una foto sólida de lo que ocurrió, por lo que recién a partir de mañana empezaremos a ver hacia dónde nos lleva esta volatilidad extrema.

Así y todo, como patrones principales, debe decirse que hubo dos patrones principales:

1) En el exterior hubo un retroceso o pausa de Donald Trump con los aranceles (para negociar con todo el mundo), con un difícil momento para el Presidente de EE.UU. porque en su vuelta a la Casa Blanca tiene la popularidad por el piso, más baja que la de cualquier otro Presidente con tan pocos días de mandato.

2) Y a nivel interno, sin duda alguna, todo vibró al compás de la inesperada salida del cepo, tras el fuerte préstamos del FMI, del BM, del BID, con inminente llegada de un REPO adicional con bancos privados.

A nivel global, con un Trump enloquecido, nadie tiene ni idea de hacia dónde van las cosas. Lo que sí puede decirse es que como reacción inicial de estos aranceles que atrasan 100 años se acaba de concretar un esperable retroceso internacional del dólar. Los bonos de la Fed siguieron pagando tasas casi sin cambios (4% anual a 1 año de plazo, 3,9% anual a 5 años, 4,3% anual a 10 años y 4,8% anual a 30 años). Pero como los analistas piensan que la inflación en EE.UU. se puede duplicar, hubo una baja generalizada del dólar. En el balance semanal el billete verde subió 0,1% contra el yuan y no cambió contra el franco suizo, pero bajó 0,5% contra el euro y el chileno, 1% contra el yen, 1,1% en Brasil, 1,7% contra la libra y cayó nada menos que 3,2% contra el peso mexicano.

Y en el mercado argentino los que pudieron, y tenían dinero en el banco, se lanzaron a comprar dólares de cabeza, tanto que se quintuplicó la apertura de cuentas en dólares. Y con eso, después de 45 días con caída ininterrumpida, los depósitos en dólares que hay en los bancos argentinos crecieron nuevamente. Durante el fin de semana el dólar cripto operó con puntas entre 1208 y 1232 pesos, con un promedio de $ 1214.

Con la eliminación parcial del cepo (ya que las empresas podrán operar en libertad desde 2026 y los comercios que venden en negro tienen que ir al blue, porque por ventanilla se pueden comprar con efectivo apenas u$s 100) se dio la mayor baja del dólar desde 2002. El oficial (que es usado esencialmente por el comercio exterior) subió 6,5% (cuando la oposición gritaba que venía una devaluación del 30%) y los denominados dólares libres directamente se hundieron: el blue bajó 8,1% (de $ 1365 a $ 1255), el contado con liqui cayó 11% (de $ 1340 a $ 1193) y el mep se hundió 11,5% (de $ 1333 a $ 1179).

Así, la brecha cambiaria, que estaba en la zona del 20%, cayó al 5%. Y, apurados porque ven venir que la tendencia puede continuar, con una cola de camiones para llevar granos a puerto, la liquidación del agro se acaba de duplicar.

¿Qué ocurrió? El grueso de los operadores estima que hay grandes chances de que el dólar vaya al piso de la banda de flotación (es decir hasta $ 1000). Además, la tasa de interés en pesos subió mucho y la invitación a que vuelva otra ronda de "carry trade" parece imparable. Por plazos fijos los bancos pagan tasas de entre 33 y 39% anual (según el monto que pueda poner en juego el inversor), y eso no debe confrontarse contra la inflación de los últimos 12 meses (del 56% anual), sino contra la inflación esperada para este año (que está en torno al 28% anual).

Esto plantea que, de corto plazo, con dólar en baja y tasas volando, el BCRA tiene altas chances de sumar más reservas, no solo por lo esperado de la liquidación de la cosecha gruesa y de la exportación de energía y minerales, sino también por la entrada desde el exterior de dólares que acepten quedarse al menos seis meses (hasta después de la elección).

Esto garantiza que se pagarán sin problemas los u$s 4.300 M a los bonistas en el vencimiento de cupones y de deuda de capital del 9 de julio próximo (por lo heredado por el último corte de manga realizado por Martín Guzmán en agosto de 2020). Por eso, luego de una caída que parecía irremediable, los préstamos del FMI y de organismos y la salida del cepo provocaron una recuperación semanal del 6,3% para los bonos argentinos, con una consecuente baja de 177 unidades en el riesgo país, que retrocedió desde 903 a 726 puntos básicos.

Y en la marcha de los papeles privados, la postergación de 90 días que determinó, ¿asustado?, Trump, hizo que las Bolsas del mundo tuvieran una gran semana: Madrid saltó 5,1%, Frankfurt mejoró 4,1%, Santiago de Chile 3,6%, Tokio 3,4%, México 3% y San Pablo 1,3%. La única Bolsa que sufrió fue la de Nueva York, donde -por temor a una recesión en EE.UU.- el índice tecnológico Nasdaq cayó 2,6% y el industrial Dow Jones achicó 2,7%.

Y en la Bolsa de Buenos Aires la situación fue enloquecida: el índice Merval en pesos bajó 3,5%, pero el Merval en dólares trepó 5,7%. Y todos los especuladores bursátiles están sacudiendo sus brújulas porque no creen lo que ven: en acciones, en abril, en pesos, solo unos pocos papeles suben algo y hay una chorrera de compañías que se hunden entre 10 y 60%, mientras que en cedears hay apenas un solo papel para arriba, con derrumbe del 20 al 30% entre los papeles más operados (ver detalle aparte).

Todo es volatilidad, con el valor de los bienes intentando encontrar su ubicación tras los cambios que acaban de darse. Y los commodities por supuesto no son una excepción. En lo que va de abril, el girasol de Rosario salta 11,7% en dólares, el trigo de Rosario sube 6,1% y el maíz de Rosario trepa 5,4%, con la soja Chicago 2,1% arriba, pero con el sorgo rosarino perdiendo 2,2% y la soja rosarina 3,5% abajo. Y los metales básicos, que marcan la demanda industrial global, están débiles: el níquel cede 1,1% en dólares en lo que va del mes, el cobre cae 4,9% y el aluminio pierde 6%.

Pero, si se quiere, lo más estruendoso es lo que está pasando con el petróleo, cae nada menos que 9,5% en abril, a pesar de una recuperación de las últimas ruedas. Y las posiciones habituales de reserva son un disloque: en abril el oro salta 5,9%, el bitcoin mejora 3,1% y la onza de plaza se desploma 6,3%.

Hasta aquí lo que pasó, la última foto, una realidad que se convierte en sepia en cuestión de horas. Para entender el enjambre en el que seguimos metidos debemos entender que en la crisis de 2001 (la más grave de nuestra historia) la deuda pública era de u$s 140.000 M, mientras que hoy ronda los u$s 500.000 M, casi sin cambios respecto de fines de 2023. El paredón de pagarés que tenemos por delante es inmenso y, para generar confianza, el ministro de Economía Luis Caputo (mago de finanzas) repite mes a mes que los números del Estado están en verde, con mucha gente preguntándose si es real que tenemos superávit fiscal primario y financiero.

Frente a un cúmulo de dudas y con los bolsillos vacíos, hay una foto de corto y otra expectativa de largo. De corto, los que compran dólares al valor que sea para dejarlos en el colchón o en cajas de seguridad están en problemas porque se apolillan. Por lo que se vio hasta ahora, los dólares pierden valor y hay poco “pass through”: las consultoras habían calculado un 5% para la inflación en abril, pero debido a que la devaluación no fue del 30% sino del 6,5% (y será menos) ahora estiman 3,8% mensual para este mes, con bajas rápidas para los meses siguientes. La primera imagen se verá en el anuncio que realice el INDEC el 14 de mayo, cuatro días antes de la elección en CABA.

De momento, seguimos con la Argentina carísima medida en dólares, con la población adivinando el partido desde afuera, porque no tiene plata para entrar a la cancha. Por eso se vio, otra vez, una interminable cola de autos argentinos hacia Chile. No fueron por Semana Santa, sino por compras: un suéter básico cuesta 10 dólares en Chile y 40 dólares en la Argentina. Allá las zapatillas y las notebooks valen la mitad. Los neumáticos o los celulares de última generación se consiguen al 40% de lo que se paga a nivel local.

Como si estuviera jugando una carrera de obstáculos sin que importen las vidas que quedan en el camino, al Gobierno lo único que le importa aquí y ahora es bajar la inflación, que fue el cáncer que nos devoró 100 años. En tránsito, la gente no tiene plata, los salarios son mínimos y las jubilaciones son indigentes. Y, por leyes laborales antediluvianas que la CGT no quiere cambiar para proteger a los gremios, la OIT denuncia que en la Argentina el 65% de los varones y el 71% de las mujeres trabajan en negro. Desquiciante, no aportan, no tendrán jubilación el futuro.

¿Qué puede venir por delante? Realmente es difícil hacer diagnósticos. Estamos en medio de fuertes flujos estacionales. A las puertas del cobro de la cosecha, el Gobierno promociona que el cepo cambiario se eliminó, pero la apertura sólo fue parcial y bancaria. Las empresas quedarán liberadas una vez presenten sus balances de 2025 en la apertura de 2026. En el medio, quienes quieran adelantarse, podrán conseguir un Bopreal serie 4, que se emitirá por hasta u$s 3000 M. Se calcula que esa movida aspirará pesos por el 10% de la base monetaria. O sea, habrá dólares del campo, del FMI, de organismos internacionales, de la energía, de la minería, de los RIGI, de los que entren para especular o hacer negocios, pero los pesos seguirán siendo pocos.

Con ese marco, el banco de inversión JP Morgan, uno de los más grandes del mundo, les recomendó a sus clientes que hay una gran oportunidad puntual en la Argentina: "entren con dólares ahora, conviértanlos en pesos y compren Lecaps con vencimiento a agosto". Eso plantea que puede haber una buena ventana para los bonos, con chance de que el riesgo país vuelva a estar como a principios de año.

Pero ¿por qué se aconseja una Lecap sólo hasta agosto? Ese mes terminará el grueso del trimestre de oro, en el que se liquida la cosecha gruesa. Y se estará a las puertas del gran examen que viene para el Presidente Milei. El resultado de la elección de octubre será determinante. Ya lo dijo Nicolás Dujovne (ministro de Economía de Macri entre enero de 2017 y agosto de 2019): "Nosotros teníamos un sistema de bandas muy parecido al actual, estábamos bajando el déficit y la inflación, pero llegaron las PASO que hundieron a Macri y todo cambió". Los inversores entendieron que volvía el peronismo kirchnerista y de la nada el dólar saltó de 40 a 60 pesos, los bonos se desplomaron 35% y la Bolsa de Buenos Aires cayó 50% en dólares.

Por eso, de corto, habrá reservas para el BCRA, se garantizará el pago de la deuda y el riesgo podrá bajar. A la gente el sueldo no le alcanza y ¿quién va a comprar dólares? Vender la cosecha rápido y hacerse de dólares baratos aparece como una gran decisión, sobre todo si -en medio de la campaña electoral- Milei cumple con volver a colocar en julio las retenciones de los granos en el nivel que tuvieron hasta enero.

Hoy, con los que tienen dinero entrando al estadio con butaca asegurada, el carry trade de corto es una solución jugosa, recordando la ya clásica frase de Menotti: "para saber entrar, hay que saber salir". Hay que ver si Caputo logra sostener el superávit fiscal. El superávit comercial ya está muy herido: en enero-febrero de 2024 hubo un saldo de u$s 2235 M, mientras que en enero-febrero de 2025 se llegó a apenas u$s 551 M, es decir 75% menos.

De corto, hay chances de que el dólar baje hasta $ 1000 y que el BCRA barra ahí, sumando reservas. Hasta ahora, en tres días con cepo parcial, no hubo intervención del Estado, los privados fueron los que determinaron el precio del dólar. Desde que el BCRA fue creado en 1935 (hace 90 años) hubo pocos momentos con dólar libre (aunque no tan libre como ahora): con Frondizi, con Menem, con Macri y con Milei. ¿Se sostendrá esto? La entrada de dólares que haya después de la cosecha será vital. Lo que pueda bajar el riesgo país será decisivo para retornar al mercado internacional de capitales.

Pero, antes de todo eso, con un contexto internacional muy frágil, de altísima volatilidad, con contratos de dólar futuro que se pactan a $ 1425 para marzo de 2026, lo esencial estará en las urnas: si la población sigue sosteniendo al Gobierno de Milei, habrá chance de seguir por el desierto para intentar salir de un siglo de decadencia.

Por supuesto, habrá señales anticipadas. En tres semanas y media el INDEC dará a conocer el IPC de abril. El 18 de mayo se votará en CABA. Iremos viendo si los productores deciden liquidar lo que tienen en lo silos, o si prefieren vender a cuentagotas, lo que necesitan para afrontar gastos. Habrá que ver qué pasa con el blue, con todos los que trabajan en negro y no pueden meter los pesos en los bancos (el ARCA vigila). En 11 semanas (el 9 de julio) se les pagará a los bonistas u$s 4300 M. ¿Reinvertirán o se irán a otra parte hasta que se conozca quién ganó en octubre?

Frente a todos esos interrogantes, los consejeros de inversión arman carteras temporales, que se irán actualizando semana a semana, por ahora con el siguiente formato:

 

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